I. La Resistencia Cultural de Abogados, Abogadas y Peritos de incorporar herramientas tecnológicas en la Práctica Jurídica
En la actualidad la práctica jurídica presenta obstáculos significativos para la adopción efectiva de nuevas tecnologías. Algunos de ellos son visibles y otros se encuentran ocultos.
Esta resistencia encuentra su arraigo en la tradición y en las prácticas culturales que han dominado durante mucho tiempo el mundo legal, incluyendo la formación de los profesionales, más cercana al papel o uso limitado a procesadores de textos tradicionales o, en el mejor de los casos, planillas de cálculo con escaso nivel de complejidad. A pesar de los avances tecnológicos, muchos abogados, abogadas y peritos judiciales aún confían en métodos tradicionales, como el uso de documentos en papel y agendas físicas, o programas off line como word o excel, los más modernos utilizan algunas herramientas on line de Google o programas gratuitos como Trello. Esta preferencia por lo tangible o lo ya conocido se ha convertido en un obstáculo importante para la modernización de la profesión.
Nótese que ni siquiera hablaremos en esta nota del uso de Inteligencia Artificial sino sencillamente de los soportes de gestión que cada profesional utiliza, lo más elemental y básico en su tarea cotidiana. Tenemos que pensar desde donde parten abogados y abogadas en este nuevo mundo tan dinámico y acelerado, tender puentes hacia nuevas complejidades, para que tengan cómo acceder al uso adecuado de esas tecnologías que tienden a transformar nuestro mundo en forma revolucionaria. Es necesario que cada profesional pueda incorporar paulatinamente el uso de tecnologías donde luego poder emplear esa IA de manera desordenada y evitar riesgos para él y sus clientes. Hay que empezar por lo básico.
II. Prácticas Culturales que generan el uso de papel
Uno de los aspectos más notorios de esta resistencia cultural es la persistencia en el uso del papel. A pesar de la disponibilidad de herramientas digitales avanzadas, muchos profesionales legales siguen manteniendo registros exhaustivos en ese soporte. Esto no solo consume tiempo y recursos valiosos, sino que también puede resultar en errores importantes, como la pérdida de documentos importantes o el incumplimiento de plazos legales generado por el desborde de trabajo, la dispersión o duplicación de registros entre otras derivaciones habituales.
Esta resistencia cultural a incorporar el uso de tecnología ha generado una inercia en la profesión que dificulta la transición hacia un enfoque más digital y eficiente.
Así también el uso de sistemas que no están adecuados a la gestión jurídica y que no se adaptan a sus necesidades específicas, o que no tienen una adecuada integración on line para el trabajo colaborativo, generan nuevas disfuncionalidades y dispersan o multiplican el registro de información, generando dificultades en la gestión jurídica, exponiendo a profesionales a gastos innecesarios de tiempo y recursos, desborde de su trabajo, colapsos y situaciones de estrés completamente evitables
III. Desconfianza en las Nuevas Tecnologías
La desconfianza en las nuevas tecnologías también es un factor crítico en la resistencia cultural de los profesionales del derecho. Muchos abogados, abogadas y peritos valoran la confidencialidad y seguridad de los datos por encima de todo. Sin embargo, esta preocupación legítima a veces se convierte en una barrera para la adopción de soluciones digitales. La falta de comprensión y formación adecuada en estas herramientas, y peor aún el uso de herramientas inadecuadas o que generan dispersión, contribuye aún más a la desconfianza, ya que los profesionales terminan más expuestos respecto a sus datos o comprometer la privacidad de sus clientes.
Esa desconfianza radica también en la existencia de sesgos cognitivos que tienen los profesionales del derecho, especialmente el sesgo de confirmación. Este sesgo se explica como la tendencia a buscar información que confirme nuestras creencias, actitudes y conductas, y a evitar o malinterpretar información que pueda contradecirlas. Cada uno de los operadores jurídicos tiende a conservar las prácticas y sistemas que le son conocidos, sacrificando incluso el uso de nuevas herramientas que sean mejores o nos den mejores resultados que las que conocen, así prefiere el uso de papeles, o de una planilla antes que reconvertir culturalmente sus prácticas para lograr resultados significativamente mejores que optimicen su tiempo y sus resultados.
Pareciera que, para algunos profesionales, el costo de tiempo inicial de aprender algo nuevo, de destinar tiempo a hacer nuevas cargas, de adquirir nuevas destrezas pospone la reducción significativa en tiempo y dinero que esa adaptación generará hacia el futuro durante el resto de la vida profesional aparece a priori como excesivamente alto, aunque esto no sea así en la práctica real.
IV. Fragmentación en el Uso de Herramientas Tecnológicas
Cuando se intenta adoptar tecnologías modernas, a menudo se hace de manera parcial y desordenada. Algunos profesionales pueden utilizar herramientas digitales como procesadores de texto o hojas de cálculo, pero lo hacen de manera ineficiente o inadecuada para la gestión legal. Esto genera una fragmentación en el uso de herramientas digitales que no abordan de manera integral las necesidades de la práctica jurídica. Esta fragmentación puede llevar a una mayor confusión y frustración, lo que refuerza la resistencia cultural a la adopción de tecnologías.
También existen profesionales que usan sistemas no adaptados a las exigencias profesionales específicas, donde culminan forzándolos para lo que no fueron creados, generando serios problemas de gestión y no explorando herramientas que, por el contrario, sí logren optimizar su trabajo. Esas herramientas extrañas a la profesión generan nuevos focos de dispersión de la información, el uso de otras herramientas superpuestas y generan serios problemas de carga de datos. También, al no tener una carga adecuada de datos luego impide evaluar estadísticamente el trabajo y detectar los problemas de gestión.
V. Superar la Resistencia Cultural y Abrazar el Cambio
Superar la resistencia cultural en la práctica jurídica es un desafío complejo, pero es esencial para avanzar en la modernización de la profesión. A medida que el mundo legal evoluciona y las demandas de los clientes cambian, es necesario un cambio cultural para adoptar plenamente las herramientas y procesos tecnológicos que pueden mejorar la eficiencia y la calidad del servicio en el campo legal.
Sabemos que no es sencillo dejar atrás hábitos e instrumentos que sirvieron hasta entonces, pero somos conscientes de que para superar esta resistencia cultural y aggiornarse a esta nueva era digital, es fundamental tener la convicción y la decisión de dar una apertura a las nuevas tecnologías y herramientas creadas y utilizadas para usos específicos de la profesión. Los profesionales legales deben sentirse cómodos y seguros al utilizar estas herramientas, y deben comprender los beneficios que pueden aportar a su práctica.
La transformación cultural es esencial para permitir que los profesionales del derecho aprovechen al máximo las ventajas de las nuevas tecnologías y brinden un mejor servicio a sus clientes en la era digital, logrando tender puentes desde los conocimientos existentes hasta nuevos sistemas que permitan incluir en un futuro, cada vez más cercano, la Inteligencia Artificial en la práctica legal.